(POESÍA DE BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN)
Cuando en quietud mi corazón se encuentre, tomaré mi maleta
guardaré en ella las sonrisas, los sueños y los soles del verano
para cuando el invierno hiele la soledad de mi huesos viejos;
y haré de mi partida un festejo de mi lejana infancia en eterno receso
como corolario de una vida de excesos y decesos irreverentes.
Cuando la hora de mi retirada sea anunciada por mi reloj biológico
no soltaré ni una lágrima, acomodaré prolijamente mi ropa y mis zapatos,
para cuando el último autobús cruce la calle de mis fugaces recuerdos.
Entonces cortaré de mi jardín un ramillete de flores y me colocaré un sombrero
a manera de techo indestructible que me cubra de los meteoritos celestiales.
Caminaré a paso lento, pues nada me persigue, ni los miedos ni el tiempo.
Cuando se acerque el momento de mi adiós no volveré mi mirada al pasado,
tan solo hurgaré entre mis humildes pertenencias: tu amor guardado en cristal,
la mirada de los seres que amo y me han amado, algunos sabores , los besos,
y la eternidad de una noche vivida con desenfreno, como venus sin ropaje.
Cerraré la maleta, en ella vendrán los cuadros de Frida, el dolor de Alfonsina,
la sobriedad de Cervantes, la Beatrice del Dante, junto a la rayuela de Julio,
la poesía de Lorca, mi amado Federico, y las pesadillas de Poe en Tinieblas.
Y en el final, seré acompañada de mi propia sombra sin quiebre ni desgaste,
encerraré mis pertenencias sin llave, pues a donde iré que el cielo me las guarde...
©copyright 2010.de Beatriz Liliana Esliman.( derechos reservados del autor)
para cuando el invierno hiele la soledad de mi huesos viejos;
y haré de mi partida un festejo de mi lejana infancia en eterno receso
como corolario de una vida de excesos y decesos irreverentes.
Cuando la hora de mi retirada sea anunciada por mi reloj biológico
no soltaré ni una lágrima, acomodaré prolijamente mi ropa y mis zapatos,
para cuando el último autobús cruce la calle de mis fugaces recuerdos.
Entonces cortaré de mi jardín un ramillete de flores y me colocaré un sombrero
a manera de techo indestructible que me cubra de los meteoritos celestiales.
Caminaré a paso lento, pues nada me persigue, ni los miedos ni el tiempo.
Cuando se acerque el momento de mi adiós no volveré mi mirada al pasado,
tan solo hurgaré entre mis humildes pertenencias: tu amor guardado en cristal,
la mirada de los seres que amo y me han amado, algunos sabores , los besos,
y la eternidad de una noche vivida con desenfreno, como venus sin ropaje.
Cerraré la maleta, en ella vendrán los cuadros de Frida, el dolor de Alfonsina,
la sobriedad de Cervantes, la Beatrice del Dante, junto a la rayuela de Julio,
la poesía de Lorca, mi amado Federico, y las pesadillas de Poe en Tinieblas.
Y en el final, seré acompañada de mi propia sombra sin quiebre ni desgaste,
encerraré mis pertenencias sin llave, pues a donde iré que el cielo me las guarde...
©copyright 2010.de Beatriz Liliana Esliman.( derechos reservados del autor)
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