(DE BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN)
Siempre es muy bueno cumplir años, saltas 365 días del calendario y otra vez el festejo interno por la alegría que nos da la VIDA.
Se entremezclan recuerdos, personas, nombres, lo que fue y lo que no ha sido; pero rescatas lo que sobrevive y sigues el camino que se traza como autopista de tu propio destino.
Muchas mujeres ocultan su edad, o les disgusta añadir un año a sus vidas y se los “quitan” con la ingenua sapiencia de que no los poseen…No alcanzan a percibir que cada minuto que existe sobre esta tierra te ha dado y dará frutos de tus propios actos: familia, amigos o extraños que se mezclan en la vera de tu ruta, los recibes, algunos permanecen y otros se marchan, algunos dejan rastros, otros simplemente desaparecen de la vida…. No existe posibilidad alguna de esconder lo que tienes, porque es como querer tapar el sol con las manos… a la larga te quemarás; por ello prefiero la frescura de una sonrisa, la humedad de un lágrima, el sonido de una voz, el olor a la hierba mojada por la lluvia, el dolor de muelas, el aroma de una sabrosa comida, el sabor del vino, la música y la alegría que da la llegada, o la tristeza de las despedidas. Este año que ha pasado he vivido esto momentos y sentimientos por demás y me siento bendecida… jamás me arrepiento de haberlos experimentado.
Hoy me preguntaba cómo describiría en estas pocas líneas lo que mis 48 años me representan y he aquí mi respuesta:
Soy mujer por derecho propio, que solo Dios me lo ha dado.
Una corona de 48 flores se sostiene en mi cabeza por cada año.
Bendigo el amanecer y al sol como milagro que exterioriza y hacen brillar mi existencia,
Despido el anochecer con la luna que acompaña mi nocturnidad escribiendo.
Aún con mis debilidades me siento fuerte, porque mi corazón lo sigo utilizando.
No me amedrentan las palabras que se dicen con infamia, las abandono sin más.
Creo que aún no hice lo suficiente, que cada día es un desafío constante, me caigo,
y luego me levanto, aún con heridas que laceran, porque el amor de mi gente es sano.
Por ello elijo vivir con mis encantos y desencantos, porque vale la pena una sonrisa,
porque vale la pena el llanto, hasta llegar a los brazos de quienes me aman y amo…
GRACIAS DIOS!
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
(BEA)
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