(POESÍA DE BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN)
El océano en su infinitud me invita a su casa de corales y caracolas,
me sumerjo en él, bañando mi cuerpo, al tiempo que lo mece con sus olas.
La llana playa hunde mis pies en la arena dejando huellas sin forma
y el agua que tímida a la orilla acerca, se absorbe con la blanca espuma.
Qué misterios encierran los mares! cuántas travesías lejanas y sin horas.
La negra atracción que hará perecer a una poeta en un lecho de rocas.
Lo que se lleva lo devuelve inerte, no cobija en su fondo lo que no le pertenece.
Tesoros escondidos yacen esperando el rescate entre el óxido y la herrumbe añosa.
Es el mar quien me acerca a tu continente y también el que me aleja en una corriente,
es el cielo reflejado en sus aguas el que pinta la superficie incconstante y estruendosa.
En tí habitan leyendas que huelen a sal y a yodo que purifican maldiciones de los dioses.
Fue Zeus quien envió a Poseidón a ser el dueño de tu imperio de aguas profundas y asombrosas.
La luz lejana de un faro anuncia que allí terminan tus límites y comienza la firmeza terrena;
eres poderoso caudal que solo Moisés pudo controlarte y formar un paso de divina salvación.
Quedo mirándote absorta, me hipnotizas en tus vaivenes sonoros y en trance sueño tu tibieza salada,
hasta despertar recostada en tu orilla, abrazada a tus múltiples caracolas que forman una corona...
© copyright 2010. de Beatriz Liliana Esliman. ( derechos reservados del autor)
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