miércoles, 24 de noviembre de 2010

ALUCINACIONES.


( DE BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN)

Imposibble ver la luz, la orfandad del aislamiento subterráneo al que estoy confinada  en mis alucinaciones no deja hueco posible. No quiero sentir, prefiero la ausencia total de emociones, solo mantengo las que me quitan el último vestigio de humanidad. Si me dijeran que hoy es mi último día sería como un caracol que se esconde tras su frágil caparazón, hasta que alguién me pise y haga trizas mi existencia. No es mi mejor momento para escribir, pero nadie me obliga a hacerlo siempre feliz.Necesito  un veneno rápido que apague mi tristeza y me borre de la faz de la tierra. Sé que es demasiado difícil de digerir leer lo que estoy escribiendo, pues soy otra, la que aborrece su cara, su cuerpo y su alma. No me importa si ustedes creen que me he vuelto loca, porque seguramente estarán en lo cierto, pero ya les dije  que no me importa!
Mis gritos no se oyen, me he quedado muda, y  hasta sorda, porque no quiero escuchar palabra alguna.
El desprecio  dejó de importarme, porque nada soy ni me importa serlo. Quiero hundirme en el infinito y sombrío escondite de la verdad que duele pero  me hace agonizar sin prisa, y  desparecer cuanto antes de aquí. La piedad no ha sido creada para mí, es más, no me interesa, hay muchas cosas que ya no me interesan o  al menos no me interesan en este instante. Puedo hacer un listado de lo mucho que me es indiferente: la sonrisa, la esperanza, mi cuerpo asqueroso y deforme que desanima a dar un paso de mejora; la compañía, pues quiero estar sola sin que nadie moleste mi  tormento; el perdón , he dado muchos pero muchos más me han sido negados, por eso ya no me interesa. Los recuerdos, porque no los puedo volver a la vida, sino que son fantasmas que me hieren como puñales. Hay tantas cosas que no quiero ya y que me son indiferentes , y es más, puedo vivir sin ellos para morir sin un dejo de arrepentimiento. Estoy congelada en sentimientos, olores nauseabundos rodean el adiós de lo que no pudo ser. Entonces me arrimo al  precipicio de mi  maldita existencia, respiro profundamente, inhalo vida y quiero exalar muerte. Me voy alejando de la cornisa, ya no me importa porque voy cayendo despacio, el suelo me espera como un colchón que requiere de mi cuerpo destruído. No habrá sangre solo un golpe en seco y el halo de vida desparecerá tal como lo he deseado. Ahí voy, soltándome, con los ojos bien cerrados , porque me cansé. Voy  con mis brazos abiertos para que el  golpe contra el  piso sea como un aeroplano en caída. Me he dormido. ya nada siento , no estoy, ya  me fuí, no existo, al fin me liberé del peso y la agonía..Esta es la única historia  que me vino en gana, tengo naúseas, me voy vomitando mi horrible existencia.

©copyrigth 2010. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)







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