Hasta el ritmo del corazón más viejo
se acelera cuando la nostalgia asoma
sin importar el color de los recuerdos.
Las horas permanecen como fotografía.
Se santiguan los pecados exquisitos
para expiar el imperdonable olvido
de haberlos guardado con el polvo;
y resucitan para humillar falsos honores.
Carnal desatino de cópulas siempre vivas,
besos que nunca se han secado en la piel,
que en precaria juventud se estremece.
Confraternidad de egos, peligroso latir.
Mientras la sangre espesa fluye presurosa...
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