Esa necesidad de demostrar y demostrarse,
tan humana, tan vanidosa que estremece.
La inteligencia que ponemos a prueba
para salvaguardar un honor inentendible.
Esa necesidad de demostrar tan pecaminosa,
porque se envuelve junto a la línea de la soberbia.
Lanzar teorías, que de prácticas tiene poco o nada,
pero que al enunciarlas te crees un semidios de sapiencia.
Ten cuidado que de tanta teoría la realidad se disipe,
pase de largo por la puerta de tus ojos y emociones,
y sigas quedando en el vacío que siempre buscas
o seduzcas teorizando fríamente y olvides las sensaciones.
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
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