(POESÍA DE BEATRIZ LILIANA ESLIMÁN)
Luego de caminar en medio del oráculo
de mis penas, callo para no caer arrodillada.
Espero que no sean las sombras eternas del sol
las que condenen de oscuridad mis venas.
Que fluya la sangre como el agua serena,
y si entre pecado y redención me atrapan,
que sea despierta, para defender mi cuerpo
de manos deshonrosas que dibujan quimeras.
No me aparto del camino, no quiero perderme,
y sigo la luz, que aún mortecina, alumbra pobre.
Las llagas que mis labios poseen tu fuego artero
las provocaron, y dá miedo un verdadero beso.
No me rendiré por sagrado que sean tus deseos,
prefiero ser expulsada de tus morbosos templos.
Que expíen los sufrimientos que la carne padece
pero no confesaré un solo secreto para ello.
Toma mi figura que en deshechos has dejado,
pero no te adueñes de mi sonrisa, ni mis sueños.
No dejaré que te lleves mi cabello ensortijado
ni que llegues a tocar el principio de mis anhelos.
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
Espero que no sean las sombras eternas del sol
las que condenen de oscuridad mis venas.
Que fluya la sangre como el agua serena,
y si entre pecado y redención me atrapan,
que sea despierta, para defender mi cuerpo
de manos deshonrosas que dibujan quimeras.
No me aparto del camino, no quiero perderme,
y sigo la luz, que aún mortecina, alumbra pobre.
Las llagas que mis labios poseen tu fuego artero
las provocaron, y dá miedo un verdadero beso.
No me rendiré por sagrado que sean tus deseos,
prefiero ser expulsada de tus morbosos templos.
Que expíen los sufrimientos que la carne padece
pero no confesaré un solo secreto para ello.
Toma mi figura que en deshechos has dejado,
pero no te adueñes de mi sonrisa, ni mis sueños.
No dejaré que te lleves mi cabello ensortijado
ni que llegues a tocar el principio de mis anhelos.
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
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