Tu onmipotencia, rompe la paz del idilio
y crea un halo grosero de mísera condena.
No deja espacio posible para intentar amar
y envenena al corazón de mezquina inutilidad.
Cuánta sordera se condesa en tu niebla,
nada escuchas, tus oídos son dos muros;
todo lo ves desdibujado y sin valor aparente
y antepones tu imperativa verdad no absoluta
al puro y sincero sentimiento que se te ofreció.
Tu pobre incredulidad te avasalló, convirténdote
en dudoso hombre que eternamente deambulará
en esta tierra corrigiendo, como Juez, errores ajenos
y seguirás ciego con los propios, y en el mientras tanto...
un verdadero amor se alejará con pena, pero en libertad.
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
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