Después de quedar dormida en un cielo sin estrellas
desperté vacía porque el firmamento negó esplendor,
entonces llegaron las aves a revolotear libres y bellas
y llenaron el hueco de ausencias estelares con color.
No me asusté del gris recuerdo orillando nostalgia,
soporté la humillación de la desconfianza mezquina
que asecha a las esperanzas nacidas para ser parias
en un mundo miserable donde habita la escoria mentira.
Aún, no dormí demasiado para soñar lo suficiente;
las horas no las resto, las sumo como pago a cuenta
de lo que merezco desposeída de la inútil vanidad,
soy libre, hasta montada en la paciencia que me pides.
Quién necesita alas para volar?
vasta mi voluntad para hacerlo...
©copyrigth 2011. de Beatriz Liliana Esliman.(derechos reservados del autor)
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