(POESÍA DE BEATRIZ LILIANA ESLIMAN)
Convénceme que existe un pequeño aliento de verdad
en tu yuxtaposición de palabras emergentes de la nada.
Que no es desierto este infierno a donde me has llevado
y me asechan tus esclavas mentiras como espada.
Déjame danzar con la música de los lobos en la noche
que espesa recibe mi cuerpo con tinte de espanto.
Santíguate por los pecados y deja que se rediman
en el pantano de las almas olvidadas y en desamparo.
Escóndeme si por vergüenza me niegas como nosferatu,
aunque de noche salga a caminar en solitario y de blanco.
Comprende que no beberé jamás de tu sangre amarga
porque mi boca no es sacrílega, ni tú eres un santo.
Que no es desierto este infierno a donde me has llevado
y me asechan tus esclavas mentiras como espada.
Déjame danzar con la música de los lobos en la noche
que espesa recibe mi cuerpo con tinte de espanto.
Santíguate por los pecados y deja que se rediman
en el pantano de las almas olvidadas y en desamparo.
Escóndeme si por vergüenza me niegas como nosferatu,
aunque de noche salga a caminar en solitario y de blanco.
Comprende que no beberé jamás de tu sangre amarga
porque mi boca no es sacrílega, ni tú eres un santo.
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